martes, 6 de septiembre de 2011

Loïe Fuller "La Creatura de la Luz"

Loïe Fuller
“La Creatura de Luz”
Loïe Fuller. 1910. Paul Boyer.
(Nace en Fullersburg Illinois, 22 de enero de1962
Muere en París, 21 de enero 1928)
           
Loïe Fuller es una mujer que impacto con su inteligencia, inventiva y astucia, el pensar y hacer del arte escénico a finales del siglo XIX y principios del XX.
Dejo honda huella en algunas de las mentes más brillantes de diversas disciplinas humanas; ciencia, arte; danza, pintura, escultura, entre otras…
Marco una ruta a seguir, que influenció el ser, quehacer y pensar de la danza de figuras como Isadora Duncan. Promovió y realizó diversos hallazgos escenotécnicos, así como el manejo de diversos elementos escenográficos y el empleo fantástico de la utilería.
Loïe, es así, escritora, actriz, productora, inventora y por supuesto bailarina. Es innegable que la Fuller, era una mujer sumamente analítica, por todo aquello que aporto al escenario, y en relación a la virtud que poseen aquellos que se han atrevido expresar sus ideas, y más aún, las han llevado acabo, nos encontramos con el pensar que sobre el movimiento y obviamente que sobre el cuerpo, poseía Loïe  Fuller, al externar sus ideas abiertamente y compartirnos su visión al respecto;
“Qué es danza?
Es Movimiento
Qué es Movimiento?
La expresión de una sensación
Qué es Sensación?
La reacción en el cuerpo humano
que se produce por una impresión o idea percibida por la mente”
(Pérez Wilson, Simón. p. 3)

  Loïe, es así, una gran observadora y de la mano, la traductora de todo aquello que su pasión le incitaba a descubrir. Fue una mujer predestinada a desarrollar su vida, su arte y su sensibilidad a través del arte escénico y del espectáculo.
La casualidad, aliada incondicional de grandes figuras del arte y la ciencia, le sonrió a la Loïe, cuando a la edad de 27 años, después de un ensayo de una obra de Charles Hoyt, “Quack, Doctor en Medicina”, es tocada por el destino al interpretar el papel de una viuda que tenía que ser hipnotizada por el Dr. Quack. La Fuller solicitó anticipadamente al electricista del teatro que empleara luces de color verde y al director de la orquesta que usara la sordina al momento de ejecutar sus instrumentos… Esa misma noche utilizaría un vestuario que posteriormente se convertirá en su carta de presentación y reconocimiento mundial.
Permítaseme abrir un paréntesis en relación al surgimiento y empleo del vestuario en cuestión, ya que diversas fuentes difieren de la narración del suceso, en dónde el único punto en el que convergen es que el hecho da en la ciudad New York:
            _          En el libro “Historia de la danza desde sus orígenes”, de Markessinis, Artemis. Expone que la Fuller “encontró en un baúl una falda de tela ligera, larga, de seda blanca que un oficial hindú le había regalado una vez”. (1.1) (Markessinis, Artemis. (p.137)
            _          Jaques Baril, escribe que, Loïe Fuller, recordó que en su guardarropa había “un regalo que dos jóvenes oficiales ingleses conocidos en Londres en casa de unos amigos, le habían mandado de la India, una falda muy fina de seda blanca. (Baril, Jaques. P. 38-39)
            _          y finalmente Alberto Dallal, en “Fémina danza”, cita a un cronista de El Universal, quién le realizó una entrevista a la Fuller en su visita a México en 1891, y en donde ella de viva voz, narra realmente como fue que se dio dicho hallazgo;
         “Una noche que trabajaba en el Teatro del Casino de Nueva York, uno de sus admiradores le envió como obsequio una caja que contenía una exquisita tela del Japón que era de una transparencia y finura inigualables; la Loïe que se estaba cambiando traje, quiso juzgar del efecto del obsequio sobre su cuerpo, y al hacer algunos movimientos casuales frente al espejo, vio que la tela adhiriéndose a su cuerpo le daba un aspecto fantástico, y en ese momento nació en su mente la idea de crear un baile en el que pudiera sacar partido de su descubrimiento. El baile se vio por primera vez en el mismo Teatro del Casino y el éxito fue sorprendente; el público acudía en masa a admirar a la “Serpentina”… (Dallal, Alberto. p.61)

            Como podemos apreciar, el conjunto de los elementos provocaron un giro radical en el quehacer de la Fuller, quien “después del estreno neoyorquino, se puso a experimentar en su casa delante del espejo (infinidad de posibilidades en el manejo de la tela); su carrera estaba decidida. (Markessinis, Artemis. (p.137)
            Loïe Fuller, mujer incansable, se supo rodear de gente igualmente brillante entre los que se encontraban los escultores; Auguste Rodin (su gran admirador), Théodore Riviére, Roaul Larche; el pintor y diseñador de muchos de sus carteles para el Folies Bergeré, Henri de Toulouse- Lautrec: la famosa bailarina Isadora Duncan, quien llegó a bailar en su compañía;  los científicos, Marie Sklodowska-Curie y su esposo Pierre Curie, formaban parte de sus amistades, junto con el astrónomo francés Camille Flammarion, entre otros. Al mismo tiempo que impactaba la sensibilidad de Yeats, Alejandro Dumas hijo y Jules Claretie, este último será quien  la animará a escribir sus memorias “Quince años de mi vida”…


Al respecto de sus amistades, se cuenta dice Dallal, “
“que cuando la Fuller supo del descubrimiento del radio por los esposos Curie, se apresuró a escribirles una carta que Marie Curie califico de “naif”. Se había dado a la publicidad el hecho que el radio emitía una pálida y mágica luz que irradiaba a partir de un trozo del mismo elemento. Esto llamo la atención de la artista y pensó que podría utilizarse para lograr un efecto dancístico” (Dallal, Alberto. p.64).

Tiene a su vez “la idea de prolongar sus brazos mediante unos largos bastones (también invención y diseño de ella), lo cual le permite hacer ondular amplios velos que producen extraordinarios efectos de ondulación creando extrañas e invisibles formas fantasmagóricas” (Baril, Jaques. 1987. p. 39).
Habremos de contemplar a su vez, que ante tal escenario creativo, la Fuller, inicia una serie de experimentos y descubrimientos con el manejo de la luz, que al respecto Dallal nos relata que en cierta ocasión, dichos experimentos “la hicieron sufrir lo indecible al grado de que en una ocasión, al explotar las sales con las que experimentaba en su laboratorio, perdió toda su cabellera. (Por tal motivo) Los vecinos, fascinados, comenzaron a llamarla “La Bruja(Dalla, Alberto 1985. p.58).
            Los experimentos y descubrimientos que realizó en el manejo de las luces le otorgaron otro mote que perduraría por el resto de su vida “La creatura de luz”, sobrenombre que le quedaba a la perfección. Sus experimentos con la luz, la llevan a explorar con distintos focos de proyección, sustituyendo la luz lateral, o más bien agregando y jugando con la luz desde diversas direcciones, en donde se pueden contemplar luces diagonales, creando un teatro de sombras, a la vez que realiza una gran innovación para su “Danza del fuego” al desprender parte del piso, sustituyéndolo con cristales, e insertando luces que proyectarían la luz de abajo hacia arriba. Algo realmente sublime para su época. Era la primera vez que movimiento y luz convivían en el escenario.
“con Loie Fuller tenemos el comienzo de un trayecto posible de la relación entre danza y tecnología, queremos enfatizar que más allá de los aportes técnicos que han sido ampliamente reconocidos, pensamos que aquí se enraíza también una discusión muy poderosa acerca del movimiento, una posibilidad de pensar la danza como un lenguaje que se muestra como conectivo e híbrido, técnico y abstracto, que no sólo puede ser presentado de una manera unívoca, sino que más bien es parte de un proceso de constitución, un proceso que puede mostrarse como producto de diversos cruces, Fuller abre la posibilidad para dicha puesta en marcha.”

Loïe Fuller, se convierte en una viajera incansable, la mayor parte de su carrera artística-dancística, la desarrolla en Europa (Francia), en donde la comunidad artística le abre sus brazos y la acoge como una gran artista que su talento merecía en ese momento.
            Loïe, viajaba “con todos los aparatos que necesita, que son de su propiedad y muchos de ellos de su invención; la acompañan siempre doce empleados, siendo tres de ellos ingenieros electricistas” (Dallal, Alberto 1985. p. 63).
            Loïe Fuller es por mucho un elemento sustantivo, no tanto en el surgimiento de la danza moderna, aunque la influencio directamente, sino del arte escénico, del espectáculo, de la conformación y conjunción de elementos diversos al emplearlos de manera magistral.
Encontramos en ella la genialidad y la inspiración para hacer de nuestro arte dancístico un todo coherente, en donde todos los elementos invocados y convocados, conviven en la conformación de un espectáculo.
En definitiva, mucho le debe la danza moderna a esta gran mujer que ha sido envuelta por el silencio y falsas apreciaciones de juicio, ella merece un lugar preponderante en el quehacer del arte escénico, ella se ha incrustado ineludiblemente en la memoria, en la historia y en el corazón que aquellos que a la distancia la seguimos admirando y aprendiendo de su entrega y visión del quehacer artístico y del espectáculo.
Loïe Fuller, no solo es pionera en el surgimiento de la danza moderna, es, punta de lanza en la manera de abordar la “nueva concepción de las cosas del teatro, de la danza y de las artes del espectáculo.  (Dallal Alberto. 1985. p. 55).
En su haber se encuentra a la vez, su acercamiento al; Modernismo, al Art Nouveau, ser miembro de la Sociedad Astronómica e inspiradora del Movimiento Simbolista, etc.
No queda más que decir que Loïe Fuller, marcó con su presencia, encanto, belleza singular y todo lo ya dicho, el desarrollo artístico, intelectual y social de un entorno en donde la tecnología se incrustaba como motor de cambio y en donde ella misma sería participe en dicha transformación en proceso. Fue puente entre el ambiente bohemio y popular que se vivía en el Folies Berger y el arte culto que guiaba el avant garde. Es la gran innovadora del arte de la época al conjuntar luz, color e imagen, e introducir un nuevo concepto de y al movimiento. 
Tal ha sido y es su influencia, que actualmente existe un resurgimiento por el interés en la Fuller. En mi opinión, nos comenta Simón Pérez, que:
“esto tiene que ver con puestas en escena contemporáneas que experimentan mucho con la imagen, con la visualidad, cpn efectos digitales, es decir, hay un gesto genealógico que trae de vuelta a la Fuller, para contextualizar e historizar una relación de larga data entre cuerpo-danza y tecnología. (Pérez Wilson, Simón. p. 3)

La invisibilidad aparente de la Fuller, ante las grandes figuras de Isadora Duncan, Ruth St. Denis y Martha Graham entre otras –pocas-, no es más que un espejismo. Loïe es la gran precursora del espectáculo, entendiendo espectáculo, como ya se ha repetido varias veces, en la integración coherente de todos los elementos convocados, siendo y por mucho la gran precursora del empleo de la tecnología en el arte.
Nota final: se dice que Loïe Fuller, falleció ciega por el “abuso” en el empleo y experimentación con las luces, creo más bien que brillo tanto su luz interna que decidió habitar en sí misma, al comprender que la luz venía del interior y que todo lo que realizaba en el exterior era producto de su propia fuente. “Viva por siempre en la luz… la creatura de luz”.
Bibliografía:
Libros:
_          Baril, Jaques. (1987). La danza moderna (1a edición). Barcelona: Paidós.
_          Dalla, Alberto. (1985). Fémina-Danza. México D.F. Universidad  Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Estéticas. Cuaderno de Historia del Arte -21
Referencias Internet:
_          Pérez Wilson, Simón. Sociólogo Investigador. “Cuerpos híbridos, cuerpos tecnológicos, cuerpos naturales”. Loïe Fuller-Isadora Duncan. Aspectos y consideraciones de un campo. Centro de investigación y memoria. Artes Escénicas CIM /Ae.

_             Markessinis, Artemis. “Historia de la Danza desde sus orígenes”. Librerías deportivas Esteban Sanz, S. L.
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