martes, 6 de septiembre de 2011

Sobre el machismo

Hemos sido testigos en las últimas décadas de la decadencia en la que ha caído el contexto machista y la violencia que ha generado e impera en la sociedad contemporánea, la cual ha tocado fondo y es necesario la integración y equivalencia de los géneros. Ambas visiones de la vida deberán intercambiar puntos de vista y ceder terrenos, para que el otro los ocupe y los nutra de sus propios conceptos.
Tratar de descifrar el momento o los momentos en el que ambos géneros fueron despojados de sus propias perspectivas, son las incógnitas a descifrar, por lo tanto las preguntas que creemos primordiales para tal efecto son convocadas en lo inmediato para ser resueltas a través de la reflexión de las mismas: ¿En qué momento, cuándo o dónde, quién o quiénes fueron lo que se encargaron de crear este orden social? ¿Por qué si éste genera depresión y represión, continua siendo un modelo a sostener, seguir y heredar? ¿Qué se ha perdido en los individuos que no se permiten romper con ello e iniciar una búsqueda en ascenso que permita generar un esquema social de equidad? Conscientes que la sociedad se construye y constituye (o por lo menos debería de…) por los géneros masculino y femenino, como así lo exponen todas las culturas antiguas y ancestrales, en su apreciación de la cosmovisión de los opuestos complementarios, principio de equidad y equilibrio, encontrando  en este sincretismo la visión de su cosmogonía, en donde, el universo se nutre de dicho orden dual: lo masculino y lo femenino, lo positivo y lo negativo, el día y la noche, la vida y la muerte…etc., dando armonía a un entrelazado metafísico perene.  En donde, lo masculino o apolíneo se encarga del orden, la estructura, mientras que en lo femenino habitan la libertad y la creatividad.
El reconocimiento de la existencia de ambas en nosotros mismos, así como el equilibrio, es lo que nos permitirá integrarnos como seres humanos individuales y completos.
Si bien es cierto que desde la aparición del hombre sobre la tierra surge la necesidad de instaurar un orden en el surgimiento del clan, llámese familia o sociedad, en éste, el hombre adopta, desde su nacimiento, el papel de surtidor y la mujer de cuidadora del nido, sin embargo, es el hombre quien se encarga de hacer valer su autoridad y dominar con ello, al otro u otra.
En la tesis presentada por Gerard Mendel, en la “XV Conferencia general de la UNESCO 1968”, menciona que:
“desde los comienzos de la humanidad, todas las sociedades se han apoyado en el fenómeno de la autoridad. (En donde) todas las formas de explotación del hombre por el hombre, en particular, tanto religiosa como económica, tanto del colonizado, de la mujer, como del niño” (Mendel, Gerard, 1982, p.11.).
Han dado pie a la construcción del esquema social beligerante, tal y como lo observamos ahora, en donde el dominio de la fuerza física, la fuerza bruta, han generado este desorden y caos.
Este androcéntrismo, impuesto por el hombre, en dónde él mismo se ha autoimpuesto como el líder absoluto, como:
“el centro del universo, como la medida de todas las cosas, como el único observador válido de cuanto sucede en nuestro mundo. Como el único capaz de dictar leyes, de imponer la justicia, de gobernar el mundo” (Moreno, Montserrat, 1993, p. 16).


Es
“precisamente esta mitad de la humanidad la que posee la fuerza (los ejércitos, la policía), domina los medios de comunicación de masas, posee el poder legislativo, gobierna la sociedad…” (Moreno, Montserrat, 1993, p. 16).
Es en ella, en la que por milenios la raza humana ha vivido, convivido y aceptado a ciegas y pasivamente estás leyes, normas y dictados.
La fuerza bruta, no puede seguir siendo un factor que dicte las reglas y el orden de una estructura social, la raza humana debe de aprender a vivir y respetar el sentir y fluir del universo sensible de lo femenino. Al respecto, Bede Griffiths, menciona que cada ser humano es lo masculino y lo femenino, en donde el ánima hace referencia a lo femenino o energía femenina, mientras que ánimus, se refiere a lo masculino a energía masculina (Griffiths, Bede, 1983). Y expone que:
“en cada persona se tiene que lograr un cierto equilibrio o armonía, pero (que) actualmente en el Occidente domina el aspecto masculino, el poder racional, activo y agresivo de la mente, mientras que en el Oriente domina el aspecto femenino, el poder intuitivo, pasivo y compasivo (Griffiths, Bede, 1983, p.3).
Al institucionalizarse dichos roles, como ya se mencionó, a través del clan, la sociedad (masculina) se ha adueñado de la familia de manera unilateral institucionalizando a la familia, y no conforme con ello, entrando en coerción y generando diversos aliados, que saben manipular muy bien los deseos, temores y la fe de los individuos, para sostener dicho orden; los roles sociales del deber ser, las instituciones religiosas (no la religión), el poder y todos los organismos que se encargan de que se lleven a cabo estos roles, generando un gran temor en los individuos, el cual se convierte en el arma más perversa de la humanidad, se unen para someter las voluntades, principalmente de la mujer. Bajo estas circunstancias y/o amenaza, se le dicta a la mujer y se le obliga a seguir las normas dictadas por ellos mismos, en donde:
“si tratas de ser libre, de romper tu dependencia, te condenarán a vivir en la soledad, en la esterilidad, sin amor; en la angustia de que estás haciendo lo que no te corresponde, de que haces algo pecaminoso porque te has atrevido a salir del anonimato” (Godoy Kohly, Sylvia, 1985, p.14).
Dichos roles dictados por este universo androcéntrico, nos han hecho perder perspectivas, lo hemos adoptado como una verdad absoluta, aunque percibamos su decadencia. Ambos sexos hemos adoptado lo que ésta dicta y no nos hemos permitido observar desde otras ópticas o abrir otros horizontes. 
Desde nuestro nacimiento se nos induce a recibir esta influencia social que condicionará y estructurará nuestra manera de ver y de comportarnos en el mundo. En donde la escuela, jugará un papel preponderante. Ahí se subrayarán “nuestras grandes diferencias”, convirtiéndose en el
“aparato reproductor de vicios y virtudes, de sabiduría y de estupideces. En lugar de enseñar lo que otros han pensado puede enseñar a pensar. En lugar de enseñar a obedecer puede enseñar a cuestionar, a buscar los porqués de cada cosa, a iniciar nuevas vías, nuevas formas de interpretar el mundo y de organizarlo” (Moreno, Montserrat, 1993, p. 10).
Es aquí en la escuela en donde la mujer (y el hombre por consecuencia) son marginados, es aquí en donde el sexo femenino pierde su valor, su identidad de sexo, y su género es degradado y sentenciado a estar detrás del hombre, se le “considera (pues) como un elemento social de segunda categoría” (Moreno, Montserrat, 1993, p. 11).
Pongamos un ejemplo: “Después de un trabajo escolar, dentro del aula, la maestra sentencia ‘los niños que vayan acabando pueden salir al recreo’, la niña permanecerá sentada, hasta que la maestra le explica que al decir, niño se refiere a ambos sexos, ‘niños y niñas’. Sin embargo, al poco tiempo esta unificación de sexos se verá destrozada, al mencionar la maestra ‘los niños que deseen jugar fútbol que levanten la mano’, aquí la maestra interviene oportunamente y menciona ‘SOLO LOS NIÑOS’, entonces surge una de las discriminaciones, más comunes y agresivas de nuestra sociedad, la mujer es arrojada a segundo plano, y a partir de ahí su nombre y género estará supeditado a lo que diga el género masculino… ‘los niños y las niñas’, ‘Juanito y María’, ‘hombres y mujeres’, etc.
Hemos subrayado la palabra maestra debido a que es importante mencionar la participación, conciente o inconciente de la mujer en el sostenimiento de dicho orden o esquema. Al respecto Monserrat Moreno, nos comenta que;
“Si la mujer las tolera es porque ella misma participa del pensamiento androcéntrico y tiene inconcientemente aceptados todos sus tópicos, es más, en multitud de ocasiones es su principal defensora y la inmensa mayoría de la veces su más fiel transmisora” (Moreno, Montserrat, 1993, p. 18).
La sociedad se ha conjugado (confabulado) de tal forma, en paralelo con lo ya mencionado, que todos los elementos que se han ido o que han ido, mejor dicho, insertando en ella; como la moda, las costumbres, la moral, la mercadotecnia, etc., han generado esquemas reducidos en el que el individuo tiene que construirse bajo estos conceptos para ser aceptado en la sociedad.  Entrando en el universo castrante del deber ser.
La mercadotecnia es la última herramienta de sometimiento que ha empleado este orden social, y en el que la mujer ha jugado un papel fundamental, no sólo al asimilar dicha propuesta, sino que también al alimentarla. Ella ha aceptado o ha sido doblegada, hasta creerlo parte de su existencia, convirtiéndose en aquello que el hombre exige de ella (ver. Anexo 1, se desconoce el origen): 
Tú no tienes otra cosa que hacer más que ser bonita, alegre, cuidadosa de tu persona y de tu hogar, para que nos gustes y merezcas el respeto y la consideración, no solamente de nosotros, sino de las mujeres que no se han atrevido a salir y conocer un  mundo creado y organizado exclusivamente para el hombre; pues si irrumpes en su mundo te convertirás en fea, antipática, masculina; o, en el mejor de los casos, en prostituta (Godoy Kohly, Sylvia, 1985, p. 15).
Sin embargo, en un ejercicio de justicias, deberemos de observar los dos rostros del fenómeno social contemporáneo desde el inicio del propio contexto.
Así tendremos que, desde los inicios de la socialización, el hombre ha sido manipulado de igual manera, al ser colocado como “guía” y portador de la carga de la dirección de la familia, castrándolo de su sensibilidad, al no permitirle externar su sentir, distanciándose de su eje humano.
“La sensibilidad, la ternura, la atención a las relaciones interpersonales, no tiene por qué ser patrimonio exclusivamente femenino. También los niños y los adolescentes tiene derecho a expresar sus sentimientos, a no tener que estarlos reprimiendo continuamente para que no se ponga en duda su virilidad” (Moreno, Montserrat, 1993, p. 66).
El hombre ha perdido toda capacidad de diálogo personal al no permitirse sentir, pero sobre todo no tener la capacidad de expresar lo que siente, finalmente y en el fondo, no se puede dejar de sentir, pero sí se ha aprendido a reprimir ese sentir, por lo tanto, el tiempo como aliado del equilibrio, ha jugado un papel fundamental en este orden o esquema y actualmente nos encontramos con una olla de presión a punto de estallar, y en dónde lo que estamos viviendo y viendo, no es más que la desesperación de la sociedad masculina por encontrar el regreso a sí mismo, el diálogo a aquello que me justifica… el sentir de todo; la vida, la muerte, el amor, etc.
Por el otro lado, “la peor maldición que pesa sobre la mujer es estar excluida de una situación de creatividad externa, ya que la suya es la continuación mecánica de la vida bajo las leyes biológicas” (Godoy Kohly, Sylvia,  1985, p. 16), la maternidad y los roles de hogar y éstas, no necesariamente son actividades que sean incluidas en los cromosomas femeninos. La “docilidad”, no es una cuestión genética, es una virtud de lo femenino, sin embargo, por la dominación de sus facultades, está habituada a la sucesión de su vida y no a la creatividad. Ha perdido interés por inventarse, ha dejado a un lado la misma sensibilidad humana, y se ha dejado manipular por aquello que ha propuesto el poder, el orden masculino.
“La pasividad de la mujer se remonta al inicio de la humanidad, dentro de un mundo hecho por el hombre y para el hombre; convirtiéndose en su sombra, en su esclava, la que no solamente arriesga la vida sino que la da por casualidad” (Godoy Kohly, Sylvia, 1985, p. 15).
Los seres humanos han perdido la conexión interna con la energía mística (Ortiz, Sandra. "La Profecía Celestina y las voces de Dios". Consultado en Noviembre, 13, 2010 en http://www.angelfire.com/tn/tiempos/religion/texto09.html), generando, la tan mencionada ruptura. “Al no haber una reciprocidad de inquietudes espirituales, se sienten incomprendidos e incapacitados para relacionarse el uno con el otro, encontrando ambos la soledad” (Godoy Kohly, Sylvia, 1985, p. 58).
“Como resultado tienden a sentirse débiles e inseguros, y buscan construirse a sí mismos asegurando energía de otros seres humanos, manipulando o dominando su atención. Si forzamos la atención de otra persona, nos sentimos estimulados por la energía de otros, haciéndonos sentir más fuertes, pero dejando a la otra persona débil. Normalmente ellos suelen pelear en contra esta usurpación de su fuerza, creado la lucha por el poder. Todo conflicto en el mundo se ve reflejado en esta batalla de energía humana. (Ortiz, Sandra. "La Profecía Celestina y las voces de Dios". Consultado en Noviembre, 13, 2010 en http://www.angelfire.com/tn/tiempos/religion/texto09.html)
Todas las culturas en el sincretismo y en los arquetipos han sido estructuradas por la parte masculina y esto ha llegado a que la sociedad logre que la mujer se oculte, desaparezca, aun ante ella misma. Podemos observar que (siendo) “la sensibilidad es una función estructurante arquetípica. Su caracterización es difícil, pues, finalmente, toda la materia viva es sensible”. (Botelho Byington, Carlos Amadeu. (2005, Octubre). “EL ALMA MASCULINA y LA FUNCIÓN ESTRUCTURANTE DE LA SENSIBILIDAD.                                                                                                                            Disponible: http://www.carlosbyington.com.br/downloads/artigos/es/el_alma_masculina.pdf)
Y el hombre y la mujer al ser castrados de la posibilidad y de la libertad de seleccionar, de elegir y de decidir por la ruta que ellos requieran o necesiten en lo particular, comienza un distanciamiento y un ocultarse, iniciando así una selección darwiniana  en donde el más apto es el que sobrevivirá a dicho “orden”. Así pues, nuestra sociedad esta lastimada por dicho cercenamiento, por la propia ausencia y por lo que le fue impedido ser o dejar de ser.
En el momento que se adoptaron los roles hombre-mujer los dos fueron expulsados de su eje, pero de manera diferente. La mujer es silenciada pero sin perder su naturaleza y su sensibilidad, el hombre, castrado y expulsado de su sensibilidad, por eso en la visión periférica la mujer puede regresar a si misma por el silencio al que ha sido sometida, mientras que el hombre perdió, extravió la periferia y no sabe cómo recuperar su centro, no sabe cómo recuperar su sensibilidad, ha perdido la capacidad de recuperar su universo sensible.  El hombre no puede observarse a sí mismo por falta de la sensibilidad y como no está, no se ha permitido voltear los ojos a la otra o al otro, no sabe como leer las acciones de la mujer.
Generalmente nos referimos a lo que él tiene y ejerce de forma poderosa y distorsionada, y casi nunca percibimos lo que él no tiene y que sufre por no tener y, peor, lo que él no tiene y ni siquiera puede sentir que no tiene, porque, si lo hiciera, estaría deponiendo contra su papel de “hombre-social”.
“Es sorprendente, que estas características, que el hombre patriarcal está impedido de tener y de ejercer, constituyen su sensibilidad. Ella está tan prohibida que la insensibilidad pasó a formar parte del papel del hombre patriarcal, es decir, por más educado y refinado que sea, él, en el fondo, está forzado a ser insensible y rudo en muchos aspectos de su vida afectiva y profesional.” (Botelho Byington, Carlos Amadeu. (2005, Octubre). “EL ALMA MASCULINA y LA FUNCIÓN ESTRUCTURANTE DE LA SENSIBILIDAD” Un Estudio de la Psicología Simbólica Junguiana. p.4)
Dicha postura, castrante, limitante y frustrante, ha generado en ambos sexos, posesionarse de propio género llevándolo a encontrar satisfacción en sí mismo. El diálogo entre ambas energías se ha roto.
 “El desconocimiento de lo que es la sensibilidad del hombre todavía es tan grande que Jung, que enfatizó tanto la bipolaridad psicológica en el hombre y en la mujer, se refirió frecuentemente al Ánima como la parte femenina del hombre. Pero, cuando procuramos la definición de femenino en el diccionario y encontramos “algo perteneciente a la mujer”, quedamos frustrados, pues creíamos que descubriríamos lo que era la sensibilidad del hombre y acabamos volviendo a la mujer. En ese sentido, es fácil hablar de la sensibilidad del hombre cuando él sueña con una mujer o se apasiona por ella. Pero, si él se viste creativamente, gusta de cocinar y de escribir poesía, es humilde, delicado con las personas, inclusive con otros hombres, tiene placer en decorar la casa y perfumarse, decir que esto es cosa de mujer evade la búsqueda del conocimiento de lo que es su sensibilidad. (Botelho Byington, Carlos Amadeu. (2005, Octubre). “EL ALMA MASCULINA y LA FUNCIÓN ESTRUCTURANTE DE LA SENSIBILIDAD” Un Estudio de la Psicología Simbólica Junguiana. p.6)
El hombre ha iniciado una ruta de retorno a su origen, y para ello, se abre otra hipótesis. Cada género ha de recuperar su amor propio, entendiendo éste como el… recuperar el amor, respeto y admiración por su propio sexo, sexualidad y sensualidad. Amarse a sí mismo, como género y energía, es el camino que parece dibujarse en el horizonte.
La mujer por su parte, al igual que el hombre,  sigue dando círculos sobre su propio eje, en espera pacientemente a que su espíritu doblegado, expulse las ideas que no le pertenecen, e inicie una ruta de ascenso para observarse,  y encontrar una ruta o un camino de reencuentro de sí misma, de su energía femenina. Sin embargo, este ascenso se ha visto afectado por el abuso de la testosterona. La mujer ha ido conquistando peldaños en la pirámide masculina y no se ha preocupado por valorar la fuerza de la energía femenina. Al respecto Julieta Riveroll, en su artículo; “Festeja Gioconda Belli ser mujer” Disponible: http://www.partidoizquierdaerotica.com/ , transcribe las propias palabras de Gioconda, quien expone: Necesitamos valorar, no cambiar, la feminidad. Debemos pasar del querer ser como hombres y tener todo lo que tienen los hombres a validar lo que significa ser mujer”.
Avizorando, tocando y penetrando en el arquetipo de la mujer, visto éste, desde el lenguaje universal del las culturas antiguas, desde lo femenino como energía…, energía creadora, el universo como ente femenino que se recrea a sí mismo o tiene la capacidad de procrear o recrear…
Este concepto arquetípico de lo femenino lo habremos de contemplar desde la mirada, de Jung, quien es parafraseado por Engler Barbara, quien nos expone que; “Un arquetipo es una forma de pensamiento universal o predisposición a responder ante el mundo de ciertas maneras” (Jung, 1936) (Barbara, Engler p. 82).
Siguiendo esta ruta, por supuesto que hemos sido testigos de que lo femenino de la mujer ha ido surgiendo, podemos observar que el empoderamiento de la mujer ha sido a través de la nobleza y la inteligencia de lo que dicta lo femenino. Tomando finalmente la batuta del futuro desarrollo de un nuevo orden y esquema social.
De aquí se desprende una de las tesis que dan fundamento vital a la visión y propuesta que encierra el proyecto de “Rostros Silenciados”, en relación a la participación del hombre en sostener el tan mencionado esquema social castrante, para ambos géneros. La pérdida y falta de capacidad para retomar su universo sensible, ha generado que el hombre deambule sin brújula que lo guíe, hacia su propio universo sensorial-sensible.
Nuestras proyecciones…
“se mezclan con la naturaleza del blanco sobre el cual fueron proyectadas. Así, sucede que nuestro viajante, al llegar cerca de su sensibilidad, descubre que él sólo la conocerá en el territorio del amor, y que esa vivencia depende del encuentro con la mujer, con la compañera de viaje. Sorprendido, él se da cuenta también de que su descubrimiento depende del amor, porque, para conocer su sensibilidad, necesita que ella también lo haga. Y la sorpresa siguiente es que todo lo que había proyectado en ella y que estaba prohibido para él, y que él ahora comienza a integrar, no completa la sensibilidad de ella, pues... lo que le hace falta a ella estaba proyectado en él. Iniciativa, creatividad, poder, conocimiento, realización, independencia, autosuficiencia, autoestima, y hasta superioridad estaban proyectados en él, y ella necesita también de buena parte de eso para saber quién es. (Botelho Byington, Carlos Amadeu. 2005. “EL ALMA MASCULINA y LA FUNCIÓN ESTRUCTURANTE DE LA SENSIBILIDAD” Un Estudio de la Psicología Simbólica Junguiana. P.8) http://www.carlosbyington.com.br/downloads/artigos/es/el_alma_masculina.pdf
Conclusión:
Ante tal maraña de ideas, lo que corresponde es contemplar que el suceso de reencuentro consigo mismo, ha iniciado, sin embargo, el de la mujer, como ya se ha señalado, ha ido tomando terreno en el mundo de los hombres en las últimas dos décadas a través del uso excesivo de la testosterona, en donde el hombre ha sido expulsado, ha generado una barricada en donde difícilmente se puede penetrar o colocar como colaborador, el conflicto, visto desde esta trinchera, se observa infranqueable. Sin embargo, y sin perder de vista la periferia de la propia filosofía, habremos de sumarnos felizmente a la visión y propuesta realizada por una mujer, quien años a, ha pensado e ideado un concepto que encierra la propuesta del presente proyecto “Validar lo que significa ser mujer” (Riveroll, Julieta. “Festeja Gioconda Belli ser mujer” Disponible: http://www.partidoizquierdaerotica.com/
Gioconda Belli como antecedente e inspiración contemporánea, nos lleva de la mano a cerrar el paréntesis abierto por Sylvia Godoy Kohly, con “Cadena Perpetua”,
Nos invita a reflexionar acerca de esta “revolución”, en el que la mujer despierta a una postura impuesta por la mecánica social. Más que feminismo es una cuestión natural de posicionamiento y respeto hacia las decisiones del lugar y rol que quiera cada uno tomar en la vida independientemente  del género que sea. No por el hecho de ser las procreadoras signifique que naturalmente sean menesteres arraigados al género, y por otra parte tampoco debe de ser lo que estipule lo que deba de hacerse en la vida.
La vida va mucho más allá de esto. Nos convoca a hablar de seres humanos que pueden delinear su vida de acuerdo a sus gustos y pasiones. Es una cuestión de revalorar los géneros independientemente de su definición.
Abrir otras vías de observarnos, romper con la cadena del androcéntrismo, visualizarnos como una sociedad equitativa, presentar nuevos modelos de esquema social, y no seguir batallando con uno mismo que por cerrado y antiguo, es obsoleto, presentar a las nuevas generaciones nuevos esquemas conductuales y de comportamiento, enseñar a pensar y discernir es la consigna.
Hombres, el machismo, el androcéntrismo, rompen el equilibrio.
Mujeres, el mutismo, la ceguera, la apatía, rompen el equilibrio.
¡Oh, mujer, mujer! ¡Cuándo cesareis de vivir a ciegas!
E. Lairtuillier, Mujeres en la Revolución Francesa, Editions Ferni, Ginebra. 1974. (Godoy Kohly, Sylvia, 1985, p. 47).
                                                                                                          












Bibliografía

_ Botelho Byington, Carlos Amadeu. (2005, Octubre). “EL ALMA MASCULINA y LA FUNCIÓN ESTRUCTURANTE DE LA SENSIBILIDAD” Un Estudio de la Psicología Simbólica Junguiana.
Conferencia dictada en el VI Encuentro Jung & Cuerpo, realizado en el Instituto Sedes Sapientiae, en São Paulo, Octubre del 2005 y por invitación de la Asociación Venezolana de Psicología Analítica, de la Escuela Venezolana de Psicologia Profunda y del Centro de Estudios Junguianos de Caracas, en Caracas, Noviembre de 2005. Carlos Amadeu Botelho Byington es Médico Psiquiatra y Analista Junguiano. Miembro fundador de la Sociedad Brasileña de Psicología Analítica. Miembro de la Asociación Internacional de Psicología Analítica. Educador e Historiador e creador de la Psicología Simbólica Junguiana. E-mail: c.byington@uol.com.br site: www.carlosbyington.com.br
_ Festeja Belli ser mujer Por Julieta Riveroll      http://www.partidoizquierdaerotica.com/
_ Engler Barbara; Introducción a las teorías de la personalidad. México: McGraw-Hill, p. 82. http://www.espaciologopedico.com/recursos/glosariodet.php?Id=160
_ Godoy Kohly, Sylvia. (1985). "CADENA PERPETUA" Liberación Femenina ¿fracaso o esperanza? México. Editorial Diana.
_ Griffiths, Bede. (1983.). "El matrimonio entre oriente y occidente" Una Continuación de La Cuerda de Oro. London: First published by Fount Paperbacks. 
_ Mendel, Gerard. (3a edición 1982). "La Descolonización del niño". Barcelona, España.: Edit. Ariel.
_ Moreno, Monserrat. (2ª edición1993). "Como se enseña a ser niña": El sexismo en la escuela. Barcelona, España.: ICARIA Editorial, S. A.
_ Ortiz, Sandra. (). "La Profecía Celestina y las voces de Dios". Consultado en Noviembre, 13, 2010 en http://www.angelfire.com/tn/tiempos/religion/texto09.html 





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